La fatiga alcanza
en algún momento
nuestras vidas; atormenta,
nos incomoda y después
se va.
Depende de cada
individuo seguir o retroceder,
pues nadie más puede
ayudar al que no quiere
continuar por el camino
del esfuerzo, triunfo y recompensa.
Si nos perdemos, o si nos
autoflagelamos, o inconscientemente
llegamos a matarnos...
¡Renascamos, ni hablar!
si todo acaba, se destruye,
se hace polvo, volvamos
a empezar, no tiene caso
desistir, no tiene caso
echarse cual perro callejero y malherido a la suerte,
pues ni las bestias se dan
por vencido tan facilmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario